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Montaje en caliente: peligros para un reparador de locomotoras

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En toda la región central nadie sabe más de cajas de velocidad de locomotoras que Jorge Emilio Gutiérrez Gómez. La dureza de sus manos dibuja con los ojos cerrados una trasmisión hidráulica, nombre técnico de una de las piezas más importante de los gigantes de hierro que mueven toneladas y toneladas a través de los rieles cubanos.

Jorge Emilio llegó a la Perla del Sur en tren para arreglar una caja de velocidad y, en cuatro meses de estancia en territorio sureño, ya ni recuerda los trabajos terminados, porque todos quieren beber de su savia.

Jorge Emilio Gutiérrez Gómez, reparador de locomotoras. Foto cortesía de la autora

Para saludarme, Jorge Emilio limpió sus manos en el overol que ilustra las mil faenas provenientes de las grasas y los aceites típicos del día a día, donde sobran innovación y pericia para vencer los imprevistos de la escasez.

Según cuenta el mulato de sesenta y tres años, la labor más difícil consiste en el arreglo completo del árbol principal, pues le demora quince días y se monta “en caliente” para que dilaten las piezas y el ajuste sea el perfecto en la caja de mando, la cual gobierna todo el funcionamiento de la locomotora.

“En caliente” le decimos cuando está el motor encendido, aclara Emilio, y en este tipo de reparación siempre toma cautela, a pesar de sus más de cuarenta años de experiencia, porque si confunde los cables podría ocurrir un accidente de gran envergadura, “por eso arreglar locomotoras no es fácil”.

Jorge Emilio deviene responsable de que muchas máquinas continúen halando vagones de cargas o transporten personal desde la región central de Cuba hacia otros rincones, con su quehacer como especialista de una de las Brigadas Especiales del Contingente “Tony Santiago”, perteneciente a la Empresa Constructora de Vías Férreas, SOLCAR, en Ferrocarriles Centro.

Por sus manos pasó la locomotora que usarán para mantener la transportación de pasajeros en Cienfuegos cuando comience la zafra y, solo por eso, recibirá el agradecimiento de los cienfuegueros de las zonas rurales.

Mientras tanto, Jorge Emilio Gutiérrez Gómez seguirá en su peculiar ocupación de dominar el hierro, controlar el reductor, el movimiento de los piñones, revisar el generador que tributa al sistema hidrostático, la bomba para impulsar el ventilador para el enfriamiento del sistema de agua y aceite; porque si algo anda mal en una locomotora lo sabe desde lejos, nada más de escucharlas.

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