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El equipo arqueológico francés Inrap reveló los últimos descubrimientos relativos a los ataúdes de plomo que permanecían ocultos bajo el suelo de la catedral de Notre Dame.
Los restos encontrados pertenecen a dos hombres. Uno de ellos es el famoso clérigo francés Antoine de la Porte, que murió en 1710. Gracias a su ayuda en la reconstrucción de la catedral, se ganó el respeto y su retrato tuvo el honor de ser colgado en el Louvre. El cuadro sigue expuesto hoy en el museo. Gozaba de buena salud, como confirma su edad del fallecimiento, a los 83 años.
El segundo cuerpo pertenece a una persona desconocida por el momento. El lugar del enterramiento y el método, en concreto el proceso de manipulación con el cráneo y el cofre abierto para el embalsamamiento, apuntan al elevado estatus social del hombre durante su vida.
Ni siquiera sobrevivieron restos de tejido orgánico. Los científicos, tras examinar los restos del hombre, que incluyen huesos con huellas de traumas y dientes poco conservados, señalan que murió entre los 25 y los 40 años. La mayor parte de su vida estuvo ligada a la equitación por lo que los investigadores le bautizaron con el apodo de Le cavalier, que significa jinete.
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Apertura de los sarcófagos del laboratorio de medicina forense de Toulouse.
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Apertura de los sarcófagos del laboratorio de medicina forense de Toulouse.
Eric Crubézy, antropólogo biólogo de la Universidad de Toulouse III, Francia, afirmó en una entrevista con Live science que probablemente podría haber muerto a consecuencia de meningitis crónica, provocada por la tuberculosis, tan malo era su estado de salud general. Esto destaca especialmente en comparación con Antoine de la Porte, cuyo único signo de enfermedad podría considerarse una probable gota, cuyos signos se encontraron al examinarle la pierna.
Los científicos del Inrap seguirán inspeccionando los restos, sin embargo, según la legislación francesa, están obligados a enterrar posteriormente los cuerpos de los fallecidos, ya que no constituyen piezas arqueológicas.
