El recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de los EE. UU a Cuba, por más de 60 años, echó raíces y se hizo extensivo hasta en el ciberespacio.
Luego de la abrumadora votación de este jueves en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, de 185 países en contra de la política yanqui hacia la Isla, los cienfuegueros sienten regocijo por tanto apoyo, y a la vez reflexionan sobre cuánto afectan al pueblo esas restricciones impuestas por un país tan poderoso.
Sobre el tema, el Máster en Ciencias Sabdiel Batista Díaz, periodista y docente sobre comunicación digital, declaró a la Agencia Cubana de Noticias que en ese ámbito también hay asedios, y puso de ejemplo cómo la Mayor de las Antillas no puede usar la pasarela de pago PayPal a pesar de ser uno de los medios de desembolso digital más grandes del mundo.
Agregó que no tenemos acceso a servicios del gigante del diseño Adobe, ni a las prestaciones de Editores de Noticias de Google.
Asimismo, se encuentra limitada de publicar aplicaciones para su posterior descarga y comercialización en la Play Store, y algo similar ocurre con Ebay, Google Developer, Oracle, entre otros.
La población tampoco tiene permitido monetizar ni tener contenidos patrocinados en YouTube, ni Facebook, indicó el experto.
Son centenares de sitios donde solo se muestran una página genérica de “Este contenido no está disponible para tu país debido a las leyes de los Estados Unidos”.
Desde el año pasado se publicó una Nota Informativa del Departamento de Estado de la nación norteamericana en la que se confirmó que los servicios de comunicación e informática entre ambos países, incluyendo internet, están prohibidos por ley y por política, salvo excepciones descritas en esa norma.
Esas limitaciones en el acceso a determinadas plataformas de internet afectan sobre todo a investigadores y científicos, quienes deben emplear a menudo bibliografía actualizada, añadió.
“Una de las editoriales científicas más grandes del mundo, Elsevier, pone sus artículos bajo la condición de ser remunerados, y por supuesto que no podemos sufragar ese acceso aunque tengamos el dinero disponible porque tenemos prohibido usar sus formas de pago.
“Hay cientos de revistas, libros o repositorios –dijo- donde no logramos entrar los cubanos, o a veces sí, pero no es posible consultar los documentos debido a esas propias leyes”.
Batista Díaz confesó que hemos aprendido a “brincar” por encima de esos bloqueos digitales muchas veces, a través de proxys virtuales y programas especializados, pero nunca hacer un uso pleno de todo el conocimiento publicado en la red de redes, por las propias limitantes del cierre económico.
A pesar de la votación mayoritaria de los países contra la política de aislamiento a la Isla, hay corrientes de pensamiento en la actualidad que niegan la existencia real de ese cerco asfixiante.
Al respecto, el también presidente de la Unión de Periodista de Cuba en Cienfuegos argumentó que hay ejemplos sencillos para explicar cuánto daña ese flagelo, desde la prohibición de atracar en muelles norteamericanos a los barcos que entren a puerto cubano, hasta el riesgo de empresas o bancos extranjeros de ser multados por comerciar con entidades nacionales.
Cuba no puede importar artículos con más de un 10 por ciento de componentes norteamericanos.
Es cierto que agricultores estadounidenses están autorizados a vender determinados productos a algunas empresas criollas como pollo y otros alimentos, pero deben ser pagados directamente, en efectivo y al contado, y muchas veces hasta en alta mar.
Una vez más hoy la votación en la ONU favoreció a Cuba con el apoyo resuelto de la mayoría de países, y el prestigio que ha mantenido la pequeña nación.