El equipo de Sancti Spiritus llegó al 5 de septiembre el pasado martes con balance de 7 victorias y 3 decalabros, y el aval de haber vencido en las dos primeras subseries, primero a Villa Clara (4-1) y luego frente a Ciego de Ávila (3–2).
Pero en el coloso de Bonneval encontraron a unos Elefantes que a pesar de solo sonreír en una ocasión de ocho posibles en su visita al occidente cubano -Industriales 1-4 y Artemisa 0-3, se han plantado y de que manera frente a uno de los mejores cuerpos de lanzadores del país.
En los tres partidos que ya desarrollaron el elenco que dirige Yoandry Moya Vives sólo permitió 11 carreras y anotó 27, nueve en cada choque, una cuota bien elevada para un equipo que llegó con el segundo peor promedio ofensivo de la serie (228).
Si bien es cierto que con el madero los gallos no son medidores para un pitcheo cercano a la media, cuando el lanzador falla por muy endeble que sea la ofensiva contraria pues produce, y se pudo apreciar en el último juego en el cual los discípulos de Eriel Sánchez marcaron ocho carreras.
La diferencia con respecto al primer y segundo partidos en los cuales anotaron 2 y una carrera respectivamente, el pitecho de los nuestros, encabezados por sus principales lanzadores: Hermes González y Raikol Suárez, hombres que por problemas personales no pueden viajar al resto del país para apoyar a los suyos, pero si lo hacen en su patio.
En cuanto a los bateadores cienfuegueros aquí hemos visto el resurgir de Luis Vicente Mateo y Erisbel Arruebarruena, pilares esenciales en la tanda verdinegra, tal es así que mientras ellos bateen se corrobora que el elenco tiene un alto por ciento de producir carreras y llevarse el éxito.
Con la subserie en el bolsillo, los locales buscarán durante sábado y domingo al menos otro choque que los mantenga cercanos en el balance de ganados y perdidos (4-7), aunque para ello tendrán que apelar a ese staff de lanzadores jóvenes y que la ofensiva cumpla su papel.