Esta vez no hay cirugía a “corazón abierto”. El equipo multidisciplinario que entra a la unidad quirúrgica del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular (ICCC) sobre las 10 y 30 am de este 31 de octubre conoce los pasos, los ha repasado con precisión.
Ante casos graves de estenosis aórtica degenerativa— o lo que es lo mismo, el estrechamiento de la válvula en el gran vaso sanguíneo que nace del corazón (aorta) y no permite que la válvula se abra por completo, lo que reduce la irrigación sanguínea y hace que al corazón le cueste mucho más trabajo funcionar—, la opción es operar con el propósito de reparar o reemplazar la válvula.
El corazón de los pacientes con esta condición puede debilitarse y causar dolor de pecho, fatiga y dificultad para respirar; y también, dejar de latir.
Lo sabe el doctor Leonardo López Ferrero, cardiólogo intervencionista y jefe del servicio de Cardiología y Hemodinámica del ICCC, quien está al frente del equipo de especialistas que este lunes implantaron en Cuba la primera válvula aórtica percutánea por mínimo acceso.
El procedimiento, novedoso en el país y realizado a dos pacientes, coloca a la cardiología cubana intervencionista en una línea de desarrollo valiosa para el tratamiento y calidad de vida de personas con este padecimiento, y que no puedan ser beneficiarias de la cirugía convencional.
¿Por qué es un proceder beneficioso?
De acuerdo con la literatura especializada, la estenosis aórtica, degenerativa, tiene una prevalencia en la población mayor de 65 años entre estimada entre el 4% y el 7 %. Alrededor del 30% de los casos no se opera, por contraindicaciones al tratamiento quirúrgico y las comorbilidades asociadas. En tanto, la mortalidad a nivel global de los pacientes con esta condición es del 50% al 60 %, entre los dos y tres primeros años después del diagnóstico, si no se realiza alguna intervención.
A través de dos arterias femorales y una radial se realiza todo el proceder mínimamente invasivo, destacó el doctor López Ferrero.
“Mayores ventajas para la recuperación del paciente, un abordaje menos agresivo, disminución de la estadía hospitalaria y la posibilidad de volver con mayor rapidez a su vida familiar y laboral, son algunos de los beneficios que ofrece”, dijo.
Explicó el cardiólogo intervencionista que las dos válvulas que hoy se implantaron son percutáneas, es decir, se transportan en un catéter hasta la válvula aórtica un catéter es llevado hasta la válvula aórtica que está estrecha y la nueva válvula (de pericardio bovino) que va montada sobre un estent reemplaza a la enferma sin necesidad de cirugía abierta.
Para López Ferrero introducir esta nueva técnica en la cardiología intervencionista del país es de gran impacto: “En Cuba más del 30% de nuestra población ya sobrepasa los 75 años y esto es una enfermedad que aparece en edades avanzadas de la vida”, precisó.
La donación de los dispositivos por la empresa europea Iberhospitex S.A. y procedentes de la India, permitió que se efectuara esta intervención, muy costosa, apuntó el especialista.
“Estas válvulas se cotizan alrededor de los 20 000 euros y, si se suma el equipamiento y gastable necesario, el costo puede ascender a los 60 000 euros”, sostuvo.
De acuerdo con el experto, la colocación de estos dispositivos es el primer paso para el inicio paulatino de un programa de implante valvular aórtico transcatéter (TAVI, por sus siglas en inglés), por el cual apuesta el ICCC, si bien la institución desde hace muchos años opera pacientes de este tipo y realiza recambio quirúrgico de la válvula, por vía convencional.
El mismo beneficiaría a personas que cumplan con los criterios establecidos (electrocardiográficos, ecocardiográficos, angiográficos y tomográficos establecidos y que tengan contraindicada la cirugía cardiaca por el alto riesgo que les supone).
La doctora Carmen Rosa Martínez Fernández, directora del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, subrayó a la prensa que el acto médico va más allá de realizar un proceder, pues forma parte de un taller práctico de capacitación que sigue la formación continua recibida por los cardiólogos intervencionistas del centro, y que puede extenderse a profesionales del resto del país.
Un equipo multidisciplinario conformado por cardiólogos del Instituto y del Cardiocentro William Soler, cirujanos cardiovasculares, ecografistas, imagenólogos, especialistas en anestesiología y personal de enfermería, estuvieron presentes en la intervención, que contó con el acompañamiento del doctor español Ignacio Amat Santos, jefe de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid.
Martínez Fernández apuntó que doctor López, jefe del servicio de Cardiología y Hemodinámica del instituto, se ha capacitado en hospitales de Barcelona en varias ocasiones para hacer este procedimiento. La presencia aquí de profesores españoles hoy es también parte de un proceso continuado de capacitación, y de colaboración.
“La población cubana envejece y hay una degeneración de la válvula aórtica producto de este fenómeno demográfico”, dijo la especialista quien insistió en las ventajas la calidad de vida del paciente.
“Familiares y pacientes han dado el consentimiento informado para que esto se haga con un alto grado de gratitud, convencidos de que es un paso de desarrollo para bien”, agregó.
Así consideran también el profesor Pedro Nodal, jefe de Anestesiología, Reanimación y Unidad Quirúrgica del ICCC y el doctor Luis Leonel Martínez Clavel, anestesiólogo a cargo del novedoso proceder.
“Es la primera vez que lo vamos a hacer aquí. Escogimos como protocolo la anestesia general porque es la vía más segura para el paciente y también para nosotros poder brindarle esa seguridad. A pesar de que en el mundo se realizan otras técnicas, incluso con anestesia local y sedación, nosotros no podemos correr antes de gatear”, explica Martínez Clavel.
El profesor Nodal lo ratifica, todo el respaldo en cirugía, anestesiología, perfusionistas a cargo de operar la máquina de circulación extracorpórea está garantizado para asumir cualquier eventualidad.
El médico español Ignacio Amat Santos, jefe de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, hace saber su satisfacción “por realizar junto a mis compañeros del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular las primeras intervenciones de implante de prótesis aórtica mínimamente invasivas, sin necesidad de abrir a pacientes, solo auxiliados por un pequeño catéter”, dijo.
Explicó que estas válvulas se desarrollaron a principio de los años 2 000. “Algunos pacientes tenían complicaciones producto de una intervención tan importante como es abrir el pecho para cambiar una válvula del corazón. Entonces se intentó desarrollar algo menos agresivo, que el paciente tolerase mejor, que se pudiese ir antes a su casa, que se recuperase más rápido. Y se desarrolló el implante de una válvula dentro de un estent que se pliega y se introduce por un tubo muy fino desde la ingle hacia el corazón, para luego por dentro de la válvula enferma y corregir su mal funcionamiento”, puntualizó.
Amat Santos apuntó que, aunque las experiencias iniciales fueron complejas, ya se ha adquirido suficiente experiencia para generalizar el uso poco a poco en la población “y en ello estamos, en desarrollar esa técnica en La Habana”.
En España—dijo— se llevan a cabo entre 4 000 y 5 000 procedimientos anuales en varios hospitales. Algunos países como Alemania o Estados Unidos han hecho muchas intervenciones de este tipo y ya alcanzan los cientos de miles.
Pero, agregó, solo hace dos años que una investigación demostró que en pacientes con bajo riesgo para una cirugía abierta esa opción era mejor. “Eso hace que tengamos que intentar generalizarla para todos los pacientes que necesiten una intervención de este tipo en el corazón”, señaló.
Sobre la socialización de la ciencia y los avances médicos, el experto español opinó que es fundamental, en tanto se comparte toda la curva de aprendizaje que ha habido a lo largo de las últimas dos décadas, desde que comenzó esta terapia con los primeros pacientes, los más complejos.
A ello se suma la importancia de que los profesionales se capaciten y especialicen, “porque la tecnología es esencial pero la habilidad es algo que hay que aprender”, señaló, y resaltó el vínculo que en ese sentido se ha establecido con Cuba.
“Estoy convencido de que el centro pronto estará realizando estas intervenciones casi de una manera rutinaria”, refirió el especialista.
El primer paso ya está dado, y dos cubanos —uno de La Habana y otro de Mayabeque— ahora evolucionan estables y satisfactoriamente, con la esperanza de volver a una vida plena un poco más cerca.