En medio de dificultades económicas, recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos hacia Cuba, de roturas de equipos, maquinaria y un marcado déficit de piezas de repuesto, cientos de hombre y mujeres en la isla ponen talento y empeño para, a través de su ingenio y manos propias, buscar alternativas a la obsolescencia en la industria nacional.
Como tributo a Ernesto Guevara, presidente de Honor la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), los aniristas celebran su día este 7 de octubre, jornada en la que ponderamos ese esfuerzo, muchas veces anónimo, que en una fábrica, una institución de Salud o un taller, es capaz de devolver la vida útil a dispositivos o equipamiento en desuso.
La ANIR surgió ante la necesidad de imponernos a las carencias que ya por la década de 1970, del pasado siglo, sufríamos por el cerco económico, comercial y financiero del gobierno norteamericano de turno. Fue así como la organización puso en marcha las ideas del líder obrero Lázaro Peña y nació ese movimiento que actualmente ahorra millones de dólares al país por concepto de compra e importación de piezas, equipos o maquinarias.
Cerca de 8 mil trabajadores cienfuegueros están asociados a la ANIR, fuerza vital en este territorio, conocido por sus potencialidades en las diferentes esferas de la industria, la construcción, la producción azucarera y la Salud, uno de los más sensibles sectores de nuestra sociedad en el que repercuten con fuerza las carencias materiales de estos tiempos.
En colectivos como los del Centro de Ingeniería Clínica y Electromedicina, la Empresa Agroindustrial Azucarera 14 de Julio, la Refinería de Petróleo o la Central Termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes, por citar escasos ejemplos, los innovadores y racionalizadores sortean dificultades para crear, para devolver su utilidad a lo que quizás estuvo roto o abandonado.
Es así como en los hospitales de Cienfuegos han solucionado desperfectos en equipos fundamentales para la comprobación de diagnósticos o han mantenido la vitalidad de los molinos en los centrales azucareros o han permitido, que a pesar de todo, sea nuestra termoeléctrica una de las más eficientes y estables del país.
Los miembros de la ANIR, más allá del ganado y necesario reconocimiento material, merecen el galardón cotidiano de la sociedad.
Su inteligencia e inventivas crecen ante cada desafío. Con ellos, la organización mantiene su esencia en pos del desarrollo de iniciativas para el ahorro de recursos, la recuperación y fabricación de equipos, maquinarias y piezas de repuesto y el mantenimiento de las tecnologías que propicien bienes, servicios, eficiencia en el trabajo, sustitución de importaciones y prácticas productivas más novedosas.