Cuba participará este jueves en una sesión extraordinaria de emergencia de la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU), que abordará la crisis en Palestina.
Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de la isla, aseguró en la red social X que su país reiterará la firme solidaridad con la justa causa del pueblo palestino y árabe.
“Demandaremos poner fin a la masacre y el respeto al Derecho Internacional”, agregó el Canciller cubano en su mensaje.
Según el diplomático, un grupo de países, incluyendo Cuba, ha presentado en la AGNU un proyecto de resolución que demanda el cese inmediato al fuego y el establecimiento urgente de un mecanismo para proteger la población civil palestina, rechaza el desplazamiento forzoso de civiles y aboga por el envío de ayuda humanitaria de emergencia.
La sesión extraordinaria de emergencia de hoy tendrá lugar ante la imposibilidad de encontrar una solución a la crisis en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que a pesar de ser responsable de mantener la paz y la seguridad internacionales, no adoptó ninguna propuesta para detener la masacre del pueblo palestino.
Este miércoles fueron rechazadas por ese órgano, tanto una resolución presentada por Estados Unidos, que apoyaba los actos de Israel; como otra de Rusia, para el inmediato cese el fuego.
Así, se ratificó una vez más la parálisis del Consejo de Seguridad ante la crisis Palestina, sentenció el Canciller cubano.
El fracaso de este miércoles se añade a los que se produjeron la semana pasada cuando una resolución, también presentada por Rusia no obtuvo los apoyos necesarios y otra, presentada por Brasil, registró el veto de Estados Unidos.
La posición de Cuba, expresada en una reciente declaración a propósito de la escalada de violencia entre Israel y Palestina, es de rechazo a las muertes de civiles y personas inocentes de todas las partes involucradas en este conflicto, sin diferenciar etnia, nacionalidad o fe religiosa.
El texto del Ministerio de Relaciones Exteriores de la mayor de las Antillas reclama el cese de la retórica belicista y reafirma su apoyo a una solución amplia, justa y duradera al conflicto israelí-palestino, sobre la base de la creación de dos Estados, que permita el ejercicio del derecho a la libre determinación del pueblo palestino y la creación de un Estado palestino independiente y soberano dentro de las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén Oriental como su capital, y que garantice igualmente el derecho al retorno de los refugiados.