Los jóvenes cienfuegueros recuerdan este miércoles la salida, hace 97 años, del líder estudiantil Julio Antonio Mella hacia el exilio por el Muelle Real de la ciudad, último pedazo de tierra de la Patria que vio el luchador antiimperialista.
Como lo describiera el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Mella fue «El cubano que más hizo en menos tiempo» en una lucha tenaz por la justicia, al punto que el dictador Gerardo Machado decretó asesinarle.
En la Universidad de La Habana su actividad se multiplica, porque en1923 presidió el Primer Congreso Nacional de Estudiantes y ese propio año funda la Universidad Popular José Martí.
Un año después creó la Liga Anticlerical y en 1925 la sección cubana de la Liga Antiimperialista de Las Américas. Junto a Carlos Baliño fundó el Partido Comunista de Cuba.
Luego de una huelga de hambre, en protestas por la arbitrariedades y desmanes del gobierno machadista, y por gestiones de amigos y seguidores, el joven fue liberado, pero su vida corría peligro.
Forzado a salir del país, su médico Gustavo Aldereguía Lima organiza el viaje hacia Cienfuegos por tren primero y luego en vehículo ligero y lo oculta en una vivienda de esta urbe, para que Mella pudiera reponer su salud y más tarde proseguir viaje.
Mientras pernoctaba con esa familia cienfueguera, conoció a la adolescente de 13 años, Ángela Idalia Espinosa Valdés, quien visitaba por relación amistosa a las personas residentes en aquella casa.
Cuando Ángela Idalia ya rebasaba las ocho décadas de vida, y en entrevista con la Agencia Cubana de Noticias, contó que había estrechado vínculo con Julio Antonio por asuntos literarios, pues en el hogar en cuestión había una buena cantidad de libros.
Aseguró que él le recomendó leer a José Martí y que continuara estudiando para su propio bien, y entre literatura y conversaciones forjaron una amistad muy cercana.
Muchos días después, quienes protegían al joven, le pidieron a Idalia acompañarlo hasta el Muelle Real de la ciudad y ella fue gustosa, mientras en el trayecto hablaban de diferentes temas.
Al llegar al parque de la Aduana se le acercó Felipe Fernández Seijo, la persona que esperaba a Mella, entonces se despidió del joven y regresó a su residencia, sin saber que nunca más le volvería a ver.
Años más tarde, la entrevistada fue alfabetizadora, maestra, oficial del Ministerio del Interior, delegada del Gobierno provincial y diputada por Cienfuegos a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Era el 18 de enero de 1926, cuando Mella embarcó por el emblemático muelle de Cienfuegos, en el vapor Comayagua rumbo a Honduras.
De allí pasó a México, país donde tres años después lo alcanzó la sentencia de muerte del dictador Gerardo Machado, aquel que Rubén Martínez Villena había bautizado como el asno con garras.