Explicó que a la vez donaron al hospital un volumen considerable de esos productos agrícolas en respaldo a la alimentación de los pacientes.
Agregó que, además, a los profesionales de la salud y al resto de los obreros en ese enclave médico, la empresa les realizó venta a precio módico de viandas, hortalizas, y otros renglones agrícolas, obtenidos en el propio autoconsumo del ingenio, ubicado en el municipio de Rodas.
Dijo que allí cuentan con unas 10 hectáreas, atendidas entre otros por los azucareros, lo cual les permite tributar alimentos para los comedores de la entidad, realizar ventas a los integrantes del colectivo, y aportar a las ferias agropecuarias del municipio.
Ello, abundó, sin descuidar las principales tareas del ingenio que a esta ahora marcha al 60 por ciento en las reparaciones, de cara a la próxima zafra 2024-2025, a los mantenimientos de la maquinaria y transporte, y a la siembra de caña.
Rodríguez Depestre hizo un llamado a otras entidades del territorio a que sumen fuerzas a estas labores socialmente útiles, en hospitales, escuelas, barrios, para retomar aquella colaboración que siempre Cienfuegos mantuvo entre empresas y en beneficio del pueblo.
Contó que esa idea la estuvo “madurando”, mientras asistía en su condición de diputado a la más reciente Asamblea Nacional del Poder Popular, donde consideró cuánto más podía aportar el sector empresarial con sus propios recursos y con su gente.
El “14 de Julio” está reconocido como uno de los ingenios más moledores del país, con una larga cadena de cumplimientos en sus planes de fabricación de azúcar, a pesar de las dificultades económicas y financieras en que desempeña su labor casi bicentenaria.
Fundado en 1830 como el ingenio Manuelita, esa industria cambió su nombre por el de 14 de Julio, en medio de la nacionalización, tras el triunfo de la Revolución Cubana.
Entre tantos atributos, tiene el mérito de haber molido ininterrumpidamente por 194 años, y seguir haciendo y construyendo brillantes historias.