Palacio de Valle, capricho arquitectónico, con el estilo mudéjar que estuvo en boga por la España de los siglos XII y XIII y donde se aprecian, además, algunas influencias góticas, románticas, barrocas e italianizantes combinadas.
En la última década del siglo XIX, el comerciante español Celestino Caces fabricó una casa en la Avenida 0 entre las calles 35 y 37, en Punta Gorda, conocida como la «Quinta Morisca»; cuando se retiró de los negocios la vendió a Alejandro Suero Balbín.
Unos años después, la dio como regalo de bodas a su hija Amparo cuando contrajo nupcias con el acaudalado comerciante Acisclo del Valle Blanco; allí fijaron su residencia y completaron, en 1917, la ampliación del suntuoso edificio, conocido hoy como «Palacio de Valle»
Fue diseñado por el arquitecto cienfueguero Pablo Donato Carbonell y su construcción fue dirigida por el ingeniero civil italiano Alfredo Colli Fanconetti al costo de un millón y medio de pesos se levantó esta magnífica edificación ecléctica; en ella trabajaron artesanos franceses, italianos, árabes y cubanos.
Los materiales como el mármol, alabastro, bronce, cristal y cerámica, excepto las maderas preciosas, que son del país, se importaron de España, Italia y Estados Unidos.
La planta central consta de un vestíbulo gótico-primitivo, un salón comedor de influencia mudéjar, una sala de música y juego Luis XVI y otra de visitas, estilo Imperio, con el artesonado en oro. Ocho dormitorios, además de dos salones, uno de estar y otro de estudio tiene el piso superior, al que se accede por una majestuosa escalera de mármol.
El edificio remata con tres torres: una, gótico-romana, otra india y la tercera, un minorete de estilo árabe, además de una glorieta en la plataforma del techo. Las iniciales de su dueño aparecen entrelazadas en el piso de cerámica en artístico monograma; algunas columnas interiores y exteriores recuerdan la mezquita de Córdoba, en España
El Palacio, ejemplo de la opulenta burguesía de la época, muestra la aplicación y utilización de técnicas constructivas y de las artes aplicadas a la construcción, de carácter extranjerizante, introducidos a principios de siglo. Es uno de los símbolos de la ciudad de Cienfuegos por sus valores arquitectónicos, históricos y ambientales, además de su relación con la bahía y el Hotel Jagua.
Tomado del Blog Guanaroca del Sur, de la periodista Mercedes Caro Nodarse
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