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Fidel: momentos relevantes de la industrialización en Cienfuegos

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Jorge Rivero Hernández, con solo 23 años, fue protagonista de unos de los momentos más relevantes del proceso de industrialización en Cienfuegos, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz inauguró la unidad tres de la termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes.

Cuando faltan pocos días para el aniversario 98 del natalicio del líder histórico de la Revolución Cubana, y en conversación con la Agencia Cubana de Noticias, Rivero Hernández rememora su encuentro con Fidel en medio de una de las más complejas tareas que le fuera asignada entonces, a su corta edad.

“Yo no pude estar en el acto, porque me tocaba laborar en el turno de ese día – 5 de diciembre de 1978-, pero sobre las 11 de la mañana, antes de la inauguración, Fidel recorrió varios lugares, entre estos la sala de control, lo que llamamos BTG, donde se dirigen todas las funciones de la generadora de electricidad.

 

“Fue muy impresionante verlo ahí tan cerquita, saludó al grupo de operadores, recuerdo a Francisco González, a Mercedes Hernández, quien era especialista en caldera, y yo en turbina de la planta nueva, y entonces Fidel comenzó con una andanadas de preguntas en relación con las características de la unidad, la capacidad, el funcionamiento.

 

“La sala de control de la unidad estaba repleta de personas en ese momento, más la presencia impresionante de Fidel, yo apenas sabía qué responderle a esa hora, a pesar de ser Operador A, porque ya había trabajado en las unidades checas 1 y 2 de la propia termoeléctrica.

“Luego se marcharon para el acto, y quedamos en las funciones habituales, aunque conocimos de todo lo que planteó en su discurso sobre el desarrollo de Cienfuegos, en esos primeros 19 años de Revolución”.

Ese día, Fidel valora en su intervención que “dentro del plan de construcciones del país, en Cienfuegos se concentra un amplio plan de inversiones que la convierte en una de las provincias de más intenso y sostenido desarrollo”.

Dijo que durante el año 1978 concluyeron obras de significativa envergadura para la economía nacional, como la propia Unidad No. 3 de la termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes, la cual incorporó al programa energético 169 megawatts, y destacó un dato interesante: “esta central termoeléctrica de Cienfuegos tendrá más capacidad que todas la que había instaladas en el país antes de la Revolución”

Además mencionó el nuevo molino de trigo, con una capacidad de 600 toneladas diarias; una planta de fabricación de viviendas sistema IMS, con una capacidad de mil 500 viviendas por año.

Con estas inversiones terminaron hasta ese día en el territorio, 38 obras y en lo que restaba del año se incluirían nueve más, lo que hacía un total de 47 obras terminadas en 1978, resaltó el líder histórico de la Revolución Cubana.

A modo de resumen el Comandante en Jefe señaló que de 1970 a 1978 terminaron 221 obras en la provincia, de las cuales eran 61 objetivos industriales, 49 obras escolares, 40 sociales y siete hidráulicas.

Ante constructores y personal de la termoeléctrica aclaró que la causa de ubicar tantas industrias de incidencia nacional en este pequeño y joven territorio no se debía a que la Revolución tuviera privilegios con Cienfuegos.

Se trata, indicó, de que, por ejemplo, posee en las proximidades la materia prima para la fábrica de cemento; tiene un gran puerto, indispensable para la tributación de productos hacia una fábrica como la de fertilizantes, o una refinería de petróleo; y su ubicación en el centro del país determinó que comenzaran la construcción de la primera planta electronuclear.

Los cienfuegueros como Rivero Hernández guardan en la memoria toda la pujanza que significó la industrialización para la provincia, desde la primera fábrica de Motores Diesel, construida a instancia del entonces ministro de industria Ernesto Che Guevara, y cuyo movimiento inversionista fue respaldado por Fidel.

Este viejo “energético” sabe cuánto pueden esas grandes industrias “atrapar” a los jóvenes, prepararlos y foguearlos para ser útiles en la vida, al punto de que muchas de esas fábricas con más de 40 años funcionan gracias al empeño innovador de viejos y de los más nuevos trabajadores.

Él, quien había operado en las unidades checas las tres posiciones: caldera, equipos auxiliares y turbina, también recibió en 1978 una capacitación para laborar con la nueva tecnología japonesa en la unidad tres, mucho más avanzada.

Por eso, poco tiempo antes de Fidel inaugurar la planta, ocurrió algo de lo cual Rivero se enorgullece, pues él fue el primero en rodar la turbina de una máquina japonesa en Cuba, y esa turbina es como el corazón de la unidad.

Que confiaran en él para un proceso de tanta envergadura, y tantos detalles más, hicieron que el muchacho se enamorara de la generadora sureña y se mantuviera allí por 46 años, hasta la jubilación laboral.

Pero nunca ha podido borrar su amor por la turbina, por su misterio, por el colectivo de operadores, y el ganado prestigio de la termoeléctrica más eficiente de Cuba.

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