El déficit por capacidad de generación, la utópica programación de apagones ausente en planes y en realidad, los circuitos que no ven noches oscuras, la Empresa Eléctrica de Cienfuegos… acaparan el interés ciudadano en inquisidores comentarios hirientes o en otros de compasivos destellos de esperanza.
Decidida a poner voz a lo que no encuentra luz me dirigí a la entidad sureña con la grabadora lista y el verbo afilado para indagar en explicaciones ya ofrecidas pero no bien comprendidas ni deseadas por buena parte de los cienfuegueros quienes, en los últimos tiempos, una, otra y otra vez, recibimos el alba y despedimos el ocaso sólo con la energía del gran astro.
El Despacho Provincial de Carga era mi destino para las respuestas necesarias, el sitio en lo más alto del antiguo edificio de la esquina de San Carlos y Hourruitiner, las oficinas a las que sólo accedes con anuencia y donde puertas se abren con llaves poco comunes en manos selectas.
Ya estaba allí, en el despacho de las acciones más difíciles, en el que las miradas de su gente, junto a la de Mailen, una de las comunicadoras de la empresa, evidenciaban que la tensión por la entrevista era casi similar a la de 12 horas de trabajo y complejas decisiones.
Pasé por alto las típicas reacciones de novatos entrevistados hasta que Mailen, apenada, me informaba sobre la imposibilidad del diálogo con el jefe. Me cuestioné entonces la retirada y posterior regreso, o la posibilidad de conocer a parte del equipo del Despacho Provincial de Carga y con ellos conversar.
Elegí entonces quedarme porque perseverar hasta conseguir los objetivos es inherente a un reportero y porque las ansias de contar historias vence ideas preconcebidas. Tenía tiempo y deseos de escucharlos.
Fue entonces cuando uno de los muchachos, con rostro de total incertidumbre y gesto casi lastimoso, accedió a mi encuentro, quizás imaginando en mi oratoria el eco de cuestionamientos con los que desde hace un tiempo convive.
De Alaín, especialista del área operativa, escuché las palabras en su voz entrecortada mientras el rostro dibujaba el tormentoso desafío de una labor contrapuesta a su esencia y razón porque el Despacho Provincial de Carga de la Empresa Eléctrica de Cienfuegos surgió para brindar energía y no para privar de luz, de brillo, de sonrisas.
(VOZ DE ALAÍN)
Ante las críticas, el abordaje en las calles, la culpabilidad infundada, las explicaciones incomprendidas, la única repuesta de Alaín es el perenne deseo del equipo del Despacho de ofrecer corriente al pueblo.
Por ello también batalla Orelvis, quien a sus 32 años lidera un turno de trabajo, que pone a prueba la concentración, el pensamiento inteligente y el cumplir indicaciones en el tiempo preciso por la vitalidad del Sistema Eléctrico Nacional.
(VOZ DE ORELVIS)
Más de medio centenar de hombres y mujeres laboran en el Despacho Provincial de Carga de la Empresa Eléctrica cienfueguera, de la que ya manejamos términos, conceptos, modos de hacer, dinámicas, esas que hace sólo unos años pasaban desapercibidas a la vista de muchos.
Hoy los «eléctricos» acaparan miradas, criterios públicos, enjuiciamientos de muchos, sobre todo quienes desde el Despacho, manejan controles para hacer la luz o, tristemente, alejarnos de ella.
Lo cierto es que durante mi estancia allí imaginé al corazón, al alma, al cerebro en total funcionamiento de cienfuegueros como nosotros que sólo cumplen un rol para, de acuerdo a pedido e indicación del país, manejar con minucioso cuidado déficits y megawatts, para preservar la estabilidad del Sistema Eléctrico Nacional.