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En Cienfuegos: páginas de héroes e historias navales cubanas

En Cienfuegos: páginas de héroes e historias navales cubanas
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La afamada belleza paisajística de la bahía de Cienfuegos cuenta con el retoque de sucesos históricos y sitios emblemáticos únicos en Cuba, como sucede con el Museo Histórico Naval erguido en Cayo Loco.

Apuntes del profesor y periodista Andrés García Suárez dan fe de la existencia del “minúsculo cayuelo” desde 1813 pues en diciembre de ese año lo empadronó Honorato Bouyón con el nombre de Cayo Güije.

La investigación periodística ofrece luces en relación a sucesos de la época, “cuando en 1814 un bergantín de guerra español llegó al puerto sureño para cargar maderas”… y fueron enterrados allí cinco tripulantes  que murieron de fiebres contagiosas.

Tuvo que pasar mucho tiempo y de mano en mano para convertirse en parajes de recreación familiar, y luego atrajo a Félix Lanier, farmacéutico, quien lo cedió al Ayuntamiento local y en 1868 la Marina de Guerra levantaba en los predios el cuartel; el mismo que resultó el Distrito Naval más importante de Cuba con los apogeos de la Segunda Guerra Mundial, cuando aparece el actual edificio.

Foto: Modesto Gutiérrez Cabo

Pero, el sitio cobra afectividad en las memorias cienfuegueras gracias al arrojo de un grupo de marines liderados por integrantes del Movimiento 26 de Julio que levantaron bandera en favor de la libertad, el 5 de septiembre de 1957.

Los sucesos también están perpetuados en la majestuosa instalación desde 1977 con un Monumento a los caídos en el hecho que convirtió a Cienfuegos en territorio libre por 24 horas, y posee otras salas expositivas dedicadas a honrar a los protagonistas del acontecimiento patrio.

El Museo Histórico Naval, declarado Patrimonio Nacional en 1987, cuando habían transcurrido siete años de su fundación, también muestra la historia de la navegación en la isla, enseña de corsarios y piratas, de actividades náuticas, y consta de una sala dedicada al Instituto Panamericano de Ingeniería Naval.

La institución es una joya, no sólo por la exquisitez de su montaje donde incluyen el espacio natural y exhiben igualmente objetos museables relacionados con fósiles marinos y especies de su flora y fauna, sino por el aroma que nos recuerda los misterios del mar, con la distinción de que allí la metralla rompió el silencio para heredarlo como cienfuegueridad distintiva de un acto popular de valentía y amor.

Foto: Modesto Gutiérrez Cabo

 

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