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Cadalzo y La Radio,utopía de lo posible

Cadalzo y La Radio,utopía de lo posible
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La Editorial Oriente ha publicado el más recienteb libro de   Tomás Alfonso Cadalzao Ruiz, titulado La Radio, utopía de lo posible.

Es un texto breve pero abarcador , en el que aborda más de 30 tópicos diferentes relacionados con el medio radial,fruto de sus vivencias, experiencias y conocimientos proporcionados por una enjundiosa bibliografía.

Con una tirada de dos mil ejemplares, el libro fue presentado en La Habana a principios del 2022 durante la Feria Internacional del Libro y más recientemente ante los alumnos del Diplomado de Reorientación al Periodismo que tiene por sede a la Delegación Provincial de la Unión de periodistas de Cuba en Cienfuegos.

Para que se tenga una idea acerca de su contenido e incitar a su búsqueda y lectura, expondremos pinceladas del compendio de artículos que a lo largo de nueve años han  aparecido en el Portal de la Radio Cubana en Internet y sirvieron de base al volumen.

Desde el principio Cadalzo deja claro con filo crítico, la responsabilidad de hacer radio. “La radio entraña riesgos en quienes la ejercen;en aquellos cuya misión es servir , y están encaminados a la satisfacción de necesidades individuales,comunitarias , regionales , nacionales y globales, no cabe el narcisismo mediático…El protagonismo está justificado cuando el deseo por destacarse concuerda con la responsabilidad por el deber individual y social”.

Partiendo de su dimensión corporativa subraya  que el funcionamiento de la radioemisora “precisa de una organización interna que implique en primer término, el flujo adecuado de comunicación entre sus miembros (departamentos y personas en término individual) , así como una relación con todas las instituciones que integran la sociedad y los ambientes de que es parte. Para su efectividad necesita mantenerse comunicada con los actores sociales, aceptándolos en sus paradojas y diferencias.Y sin que se pueda obviar: el diálogo con los radioescuchas, que son su razón de ser.” Y como parte de ella su proyección de identidad, o sea  el “conjunto de elementos visuales, sonoros,racionales y emocionales basados en forma y contenido tendientes a la creación de una imagen corporativa”.

En la comunicación interna juegan su papel los colectivos de programas,concebidos como juntas de interés capital de todas las personas que de alguna forma participan en la realización, desde guionistas, realizadores, técnicos, locutores,hasta asesores y directores de programas. “Si a sus miembros – o algunos de ellos- no les motiva  formar un colectivo para el análisis del trabajo y que se establezcan pautas en lo por venir, “algo funciona mal”.Otra de las vías por excelencia de la comunicación interna son los consejos de programación.

En la sinergia institucional se comparten objetivos y alcances.

En cuanto al público externo de cada programa es “corporativamente hablando, lo que se denomina targeten las ciencias empresariales. Un estudio previo con rigor científico facilitará esa información como recurso para implementar acciones posteriores.”

Una importante observación realiza cuando afirma que: “En ocasiones se ignora de plano al público en general, en aras de restringir el espacio a uno más expecífico, y con ello se limitan posibilidades inimaginables.”

Al adentrarse en los elementos que contribuyen a la efectividad del mensaje radial expone: “Urge alertar sobre el uso de sinónimos.La búsqueda de un léxico  exuberante da lugar al empleo de palabras inusuales en el habla común de ciertos públicos.Un segundo factor vinculado a la efectividad del mesaje radial corresponde a la esfera etnológica en relación con hábitos,tradiciones, costumbres y creencias.”

“El nivel de instrucción promedio del destinatario constituye un tercer elemento.Hay expertos que recomiendan dirigirse a un receptor medio sin que ello incida en la calidad y profundidadde contenidos. Hacemos radio para que el mensaje sea comprendido por el mayor número de receptores, nunca para impresionarlos con neologismos y vocablos rebuscados que, en el peor de los casos, confunden a la mayor parte de los radioescuchas.”

El factor socioeconómico ocupa el cuarto peldaño y el quinto es de orden psicológico.

Al pensar desde la radio aconseja: “Si un escrito reúne condiones para ser radiado, citemos la fuente y el autor”.

Para conseguir una mejor eficacia informativa recomienda:”Los periodistas,radialistas, informadores, comunicadores,como queramos llamarles, no pueden prescindir de leer cada mañana la prensa o consultarla por internet para saber cómo amaneció el mundo que les rodea; es imperdonable no prestar atención a la opinión pública,hasta lo que pudiera parecer el tema más insignificante”.

Uno de los temas a los que presta atención es la relación o la correspondencia entre el contenido y la forma del programa de radio.

“La forma del programa de radio – asevera – no es otra que su organicidad funcional, definida por una estructura que le distingue entre los demás espacios.Se subordina al contenido, es su aliada.El contenido se define como “lo que el programa es”; la forma, el conglomerado de recursos empleados. Por ello se precisan argumentos sólidos que sirvan al realizador para componer la estructura general con un lenguaje inteligible y elegante, así como de figuras expresivas ( voz, palabras, ritmo,entonación,encadenaiento,continuidad y edición) capaces de servir como soporte al argumento que nos disponemos comunicar”.

Una relación sistemática en lo relativo a la radio a otro nivel lo constituye el programa y la programación. “Un programa de radio es un conjunto de elementos constitutivos del medio que se combinan armónicamente para crear un producto cuya principal característica es la unidad.Cuando el contenido que se expresa mediante la voz, así como la música, los efectos sonoros y el silencio constituyen  una unidad en la que ninguno de los componentes puede prescindir del otro, estamos ante un programa de radio.”

“La programación es el conjunto  de espacios- vistos cada uno como una unidad radial independiente – que se insertan en una radioemisora. La programación se entiende como un todo y se subdivide en programas que salen al aire en unidades horarias específicas, como pueden ser la mañana, la tarde, la noche y la madrugada.”

En este tópico, Cadalzo invita a reflexionar, “admitir la diversidad y la correspondencia armónica que sustente a cada espacio como ente único y original, así como su interdependencia con los demás programas.”

A la radio como difusora de cultura general la concibe como  aquella que salvaguarda los valores que identifican cualquier región o país;está libre del pernicioso estigma de los clichés, y ofrece  como propuesta un panorama de la realidad donde se origina y por la cual existe, de modo renovador y agradable.

A la música , Cadalzo le dedica un buen espacio considerando que esta ocupa casi el ochenta por ciento del tiempo en la radio.Entre otros aspectos se refiere a los programas estrictamente musicales, sobre los cuales hace observar que por lo común se limitan a producciones de continuidadmusical, renunciando a su función social de difundir buenas  obras,sus intérpretes y compositores.En este sentido aprecia que son escasas las ocasiones en que se dedica, aunque sea quince segundos, a informar quiénes son los compositores,verdaderos protagonistas que hacen posible la aparición de un número musical.

En un aparte para los programas de participación, se pregunta: ¿ Acaso se trata solamente de recibir llamadas telefónicas y cartas, complacer con piezas musicales y enviar saludos?

“Los programas de participación – afirma – son una vía para que la radioaudiencia se manifieste con entera confianza, haga su “imprescindible catarsis” y exprese inquietudes y preocupaciones. De ahí la responsabilidad de los radialistas en atender la radioaudiencia; su continua necesidad de actualización, enriquecimiento cultural, preparación y vínculos con otros actores sociales (psicólogos, sociólogos, médicos, escritores, etc) que contribuyan con la elaboración de mensajes.”

Varias aristas conforman el análisis dedicado alos escritores para la radio, entre ellas el uso del adjetivo.Al respecto expresa:

“Escuchemos un contenido por la radio, cualquiera que fuere, y puede que advirtamos abuso en el empleo de adjetivos.Es lógica la predisposición a calificar gentes, situaciones, paisajes, impresiones en un medio que se apoya fundamentalmente en el hablante”.

Pero advierte que se debe procurar una redacción directa y fluida al máximo posible, por lo que : “Si el adjetivo es imprescindible ¡úsese!; si no, busquemos otro recurso para expresar con la mejor precisión lo que nos proponemos.”

El proceso de realización del programa radial puede considerarse uno de los temas centrales del libro por su extensión en cuanto al número de páginas dedicados a sus distintos pasos como son el radioescritor y sus fuentes; el guión radial, la importancia de los asesores, el ensayo de mesa, la grabación de voces, el corte y la edición,la realización digital y las funciones de los efectistas.

Al radioescritor advierte: “No todas las páginas web ni todas las enciclopedias son confibles.El primer antídoto contra esa adversidad es, en primer lugar, el nivel de información y cultura general propios del radioescritor”.

En sus  consideraciones sobre el guión señala: “Existe cierta tendencia a menospreciar el guión radiofónico, herramienta indispensable a menudo ausente en muchos espacios.”

Asegura Cadalzo que el guión que poseeun formato adecuado facilita el trabajo de todo el equipo de realización.

A partir de sus vivencias logró diseñar un formato propio de guión que pone en el libro a la disposición de quienes deseen aprovecharlo.

“Un asesor no puede ni debe imponerse sobre el criterio del director – realizador”, subraya el autor, en tanto el binomio armoniza cuando ambos construyen un vínculo de cooperación y apoyo mutuos y agrega: “No es cuestión de ver quién somete o domina al otro, sino cómo hacer las cosas de una manera mejor.”

Asesorar un programa no consiste en la simple lectura del guión y su ortografía, relata Cadalzo Ruiz y afirma :”Sí es revisar  gramática, redacción, puntuación, distribución del contenido y su veracidad, pero también abarca aspectos conceptuales del mensaje radial;ello significa que en muchos espacios los asesores deben ser especialistas de la materia que revisan y  así sus recomendaciones serán certeras.”

En los programas grabados o en vivo se impone la necesidad del llamado trabajo de mesa, término que colegas de otras latitudes ignoran o subestiman.

¿ En qué consiste el trabajo de mesa?, podemos preguntar y Cadalzo responde:

“Antes del comienzo del programa, los locutores necesitan hacer una lectura en silencio del guión o las notas; ser informados  por el director – realizador de los objetivos propuestos para la emisión;realizar el marcaje de vocablos de difícil pronunciación y, dado  el caso, sustituirlos por otros con los cuales se identifiquen más;aclarar cualquier duda y, acto seguido, llevar a cabo una lectura total en voz alta, igual que si estuviesen en el aire”.

Durante el trabajo de mesa el director – realizador convierte a los locutores en sus mejores aliados,para el siguiente paso: la grabación de voces.

Tanto en cinta magnetofónica como en la tecnología digital,este no debe ser un acto mecánico, toda vez que implica enfocar un trabajo consciente y razonado de principio a fin par cumplir un objetivo.

Vencido el reto de la grabación,corresponde pasar a la edición para que el producto radial sea concluido.

En este acápite adelantar solo que “hoy que contamos con medios digitales, se requiere comprobar si fue guardado totalmente y si el archivo o carpeta       que lo identifica coincide con el títulio del espacio.”

En cuanto a los efectistas,resalta su función protagónica en el caso de los efectos manuales, que imprimen más realismo que los grabados.

Considerada un patrimonio por conservar, la fonoteca de una emisora atesora además de la música y los efectos sonoros archivados,como verdaderas reliquias las visitas grabadas de artistas locales, nacionales y extranjeros; intervenciones de personalidades de la cultura y de la sociedad y otros momentos estelares que incluyen actos históricos, dicursos y grabaciones en las voces de locutores ya en retiro o fallecidos.

Otro tanto de trascendencia tienen los centros de documentación, destinados a conservar el patrimonio gráfico.

¿Qué debe o no ser un centro de documentación?, se pregunta Alfonso Cadalzo y responde:

“Al hablársenos de centros de documentación destinados a la radio, en primer lugar se debe pensar en la creación de un archivo con toda la información local,regional,nacional y extranjera que pueda ser atesorada; ello se consigue, en parte mediante la colección de revistas generales y especializadas, diarios y semanarios que una vez obtenidos, son procesados y clasificados  de acuerdo con las temáticas  a las cuales correspondan.Otra fuente importante está conformada  por los discursos de dirigentes políticos y sociales del país, cada uno debidamente catalogado a tenor de su contenido.”

Ya en las postrimerías, el libro recoge otros aspectos referidos a la importante labor de los locutores y también la de los narradores radiales.

“Los locutores – enfatiza el autor al respecto – deben estar persuadidos de que el producto final es también suyo;se espera que logren un sentido de pertenencia,sumado al respeto propio por ser la imagen sonora del espacio, y cualquier error,incluso ajeno, el público lo atribuye a ellos de la misma forma que se les adjudican los aciertos de los otros miembros del colectivo”.

Relativo a los narradores los califica como figura elemental de la radio.Entre sus funciones aparecenlas de contar situaciones reales o de ficción; describir personajes, estados de ánimo, desplazamientos espaciales, paisajes y atmósferas.

“En los cuentos,novelas y teatros de la radio actual el narrador prevalece, y nadie cuestiona su presencia.”

“La radio necesita de los narradores.En espectáculos deportivos y eventos sociales como desfiles es el único recurso con que cuenta el medio, y para tales casos a veces  se emplea más de uno.”

Llegados los momentos finales de esta reseña creo prudente reproducir un  fragmento de las palabras expresadas a modo de prólogo por Miriam Rodríguez Betancourt, profesora titular consultante de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Premio Nacional de Periodismo José Martí:

“ El tono coloquial escogido por Cadalzo para establecer el diálogo con sus lectores trasunta la actitud de respeto y entrega al trabajo que lo ha caracterizado ante los micrófonos, una cabina o un estudio dirigiendo o creando programas de diversa índole, o dictando conferencias sobre la historia de la radio cubana y la música latinoamericana y mexicana, temas estos últimos tratados en algunos de sus libros, a los que se une ahora este título cuyas razonadas prevenciones lo convierten, sin duda, en un instrumento útil para quienes quieran hacer una radio mejor.”

Y ahora sí es el final. Es el propio Tomás Alfonso Cadalzo Ruiz quien desentraña por qué tituló a su libro La radio, utopía de lo posible… “lo escogí así convencido de la capacidad del medio radial para transformar cualquier sueño o fruto de la imaginación en realidada través de imágenes construidas por la mente; a su vez , la de interpretar hechos reales y, mediante sus recursos creativos, provocar que se vivan otra vez, con puntos de vista diversos y desde la percepción individual de quienes los escuchen”.

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